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Aseguran que las cuentas del Banco Central están reventadas

La economista Marina dal Poggetto habló sobre la inflación, la brecha cambiaria y la devaluación.

Economía 19 de agosto de 2022
banco central
Advierten que las cuentas del Banco Central están reventadas

Marina Dal Poggetto conversó con Eduardo Levy Yeyati sobre la situación económica del país, atravesada por el aceleramiento de la inflación. La economista habló sobre la reunión que tuvo con el ministro de Economía, Sergio Massa, cuando surgió la propuesta de que fuera parte de su equipo económico, la cual no aceptó.

Dal Poggeto señaló que detrás de la inflación hay una dispersión muy grande de precios relativos y “un balance del Banco Central que está literalmente reventado”.

“Se requiere una devaluación compensada”, manifestó sobre la necesidad de implementar un programa de estabilización.

-El nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, se contactó con vos para sondearte, para incorporarte al equipo económico. Seguramente tuvieron una charla en la que vos le dijiste lo que harías y finalmente no te incorporaste. Más allá de las anécdotas personales y la conversación privada, ¿qué le dijiste o qué le dirías a un ministro de Economía en este contexto sobre lo que hay que hacer y por qué intuyo que tu contraparte se mostró reacia a avanzar en esa dirección? ¿Cómo es ese diálogo? ¿Dónde ves la diferencia entre el qué hacer y lo que efectivamente es la acción de este gobierno para pagar la crisis?

-Sobre la situación actual, creo que la inflación está yendo muy rápido, la nominalidad de la economía está yendo muy rápido. Detrás de esa inflación que tenés, hay una dispersión muy grande de precios relativos. Hay algunos precios que son ridículamente caros y otros que son ridículamente baratos, y detrás de eso tenés una brecha cambiaria que en niveles arriba del 100% se torna confiscatoria. Es una transferencia de ingresos muy grande de un sector a otro, del sector exportador al sector importador. Cuando ronda entre el 60 y el 80, la transferencia existe pero de alguna forma la liquidación ocurre y entonces se da, fluye. Cuando la brecha sube al 160 por ciento, como había pasado antes del anuncio de que Sergio Massa asumiría como ministro de Economía, lógicamente se frena la exportación, el Banco Central pierde reservas y las presiones aumentan.

Detrás de esa dispersión, de esos síntomas, lo que tenés es un balance del Banco Central que está literalmente reventado. Te sobran pesos en la economía, te faltan dólares en las reservas y la dinámica en la cual estás montado hace que te sobren cada vez más pesos por el agujero fiscal y por la necesidad de manejar con tasa de interés los pasivos remunerados que tiene la economía. Del otro lado, te siguen faltando dólares, precisamente por la propia dinámica de la brecha.

Cuando además estás haciendo algunas cosas como canjear la deuda por un bono dual donde le pagan al sector privado la tasa más alta entre la devaluación y la inflación y cuando además estás vendiendo contratos de futuros precisamente para no devaluar, mi sensación es que ese balance nunca termina de mejorar y falta mucho para llegar del otro lado. ¿Qué es lo que necesitás hoy? Un programa de estabilización. No hay programas de estabilización que no arranquen corrigiendo precios relativos. Requerís una devaluación, a mi juicio, compensada.

-¿Que sería eso?

-Si la brecha es del 100% -hoy está arriba del 115 y estuviste en 150 hace 10 días-, la mitad de las importaciones son un subsidio directo del exportador al importador. Son 40 mil millones de dólares este año, 30.000 millones de dólares por año promedio en los últimos dos años. Eso es este año cerca de 7, 8 puntos del producto, es más del doble de lo que estás gastando en subsidios.

Entonces una devaluación implica, si te va bien y podés comprimir la brecha, una devolución de esa transferencia hacia el sector que genera los dólares. Es un monto muy grande. La devaluación per se genera un traslado a precios muy grande, si no contenés parte del traslado a precios, tenés un problema con el intento de estabilizar, pero fundamentalmente lo que requerís es cerrar las cuentas fiscales y no hay forma de cerrarlas rápido si no te aprovechás de parte de esa devolución de la transferencia que estás haciendo.

-¿Pero lo inmediato sería devaluar y subir retenciones? ¿Devaluar cuánto? Un número aproximado teniendo en cuenta el traslado a precios, ¿10 por ciento o 50 por ciento?

-No, es bastante más. Porque necesitás un dólar que te achique la brecha. Lo que necesitás es corregir la brecha y no podés corregirla liberando el mercado de cambios, no tenés dólares para flotar. No es que el Estado se está apropiando, cuando un exportador sojero recibe un tercio del precio o recibía un cuarto del precio cuando la brecha era 150 por ciento. Hay un tercio del precio que lo recibía el Estado y un tercio que lo recibía el sector privado. Un exportador que no paga retenciones recibe la mitad del precio.

-Devaluación es como kriptonita política en la Argentina. El político no quiere devaluar, está visto como una derrota, una capitulación. Estamos en una situación donde claramente tenemos un problema de déficit de reservas, ya no sabemos cómo hacer para contener la presión cambiaria y seguimos regalando dólares o por lo menos no ajustamos como deberíamos ajustar, hay una resistencia. Entonces, ¿qué harías? El político te dice que no puede subir 50 por ciento ¿es esa la respuesta que te da el político hoy y por qué pensás que nos cuesta tanto y que tenemos tanta propensión a regalar dólares? Como mencionaste en un artículo que escribiste, en referencia a una frase de Miguel Bein, el deporte nacional argentino es sacarle dólares baratos al Banco Central.

-Y pesos baratos al Tesoro.

-Décadas haciendo esto ¿Por qué insistimos en eso que nos resulta tan costoso? Porque siempre termina finalmente en correcciones violentas con un costo socioeconómico no menor. ¿Qué es lo que está detrás de esa concepción negativa de la flotación?

-Hay un horizonte muy corto en la política, tenés elecciones cada dos años. La única forma de mejorar los ingresos y el consumo en el año electoral es atrasar el tipo de cambio y es lo que hizo este gobierno y la política en la Argentina en los últimos años.

-Pero eso, cuando tenés reservas, lo podés hacer.

-Y cuando tenías colchón cambiario, con un tipo de cambio alto. Cuando en 2011 se atrasó el tipo de cambio con reservas y se consumieron las reservas, Cristina sacó el 54% de los votos. A partir de ahí, se acabó. Tuviste que poner el cepo. Te quedaste sin las reservas y pusiste el cepo y empezaste a dar rendimientos decrecientes, con lo cual la economía dejó de crecer, el salario dejó de recuperarse y entraste en el zig zag donde caía el salario en los años no electorales, caía la actividad y subía la inflación y se adelantaba el tipo de cambio, crecías en los electorales, donde mejoraba el salario, la actividad, se atrasaba el tipo de cambio, y así fuiste con zigzag.

-¿No llegamos al final de la línea ahora?

-Llega hasta el final de la línea en 2021, y está llegando al final de la línea hoy, los rendimientos son cada vez más decrecientes: no tenés forma.

-Y sin embargo, los políticos se resisten a devaluar, a corregir el desalineo que venías acumulando de antes. ¿De dónde surge esa resistencia? Eventualmente alguien va a tener que corregir eso.

-Siempre pensé que las correcciones hay que hacerlas en forma gradual, sin dólares, sin financiamiento y sin monedas. La verdad es que no tenés margen para estabilizar siendo gradual.

-En tu libro Tiempo perdido, criticás al cristinismo y al macrismo, ¿qué les criticás a cada uno y cómo se diferencian esas críticas? Y ¿qué se ha aprendido de aquellos intentos fallidos?

-Poco. El libro se llama Tiempo perdido, el manejo de la herencia y el manejo de la herencia de la herencia. Seguimos criticando las herencias y echándole la culpa al anterior de los problemas presentes. Los últimos dos gobiernos le echaron la culpa la mitad del gobierno a la antiadherencia y la segunda parte a lo que viene y eso es casi patológico en términos conceptuales. Pero el kirchnerismo, no solamente el gobierno de Cristina, dilapidó una oportunidad para construir una moneda, y eso no fue solamente en el gobierno de Cristina, fue en el gobierno de Néstor Kirchner.

Hubo algunas políticas, como la moratoria previsional, que tenías que dar una solución a la enorme cantidad de gente que se había caído del sistema, pero la forma en la cual diste la moratoria previsional terminó rompiendo el superávit fiscal que habías conseguido a la salida de la convertibilidad, y el superávit externo lo perdiste. En 2011, lo pierde Cristina cuando intenta recuperar el caudal político y en dos años, 2010 y 2011, sube el salario en dólares 50%. Los salarios subían con paritarias del 30% cada año y tenías un dólar que se movía alrededor del 4/5% por año.

En el caso de Cambiemos, el problema era llegar a la próxima elección. Dilapidaste la oportunidad de construir una moneda, perdiste los superávits fiscal y externos y generaste una violenta dispersión de precios relativos. Mauricio Macri llega con una economía que tenía déficit fiscal, déficit externo, tenía una violenta dispersión de precios relativos. La agenda era devolverle rentabilidad a los sectores generadores de dólares, los exportadores y los sectores de energía, el problema era cómo lo hacías.

La agenda de Macri en los primeros años tenía una ventaja, que era poder usar el crédito para graduar los ajustes en el tiempo, pero tomó el crédito y no graduó los ajustes en el tiempo, el déficit fiscal subió, el déficit externo subió. El ajuste lo hizo el primer año, el segundo año había que ganar la elección, y cuando ves cómo se tomaron las decisiones, el primer año para empezar saliste del cepo antes de que venzan 17.000 millones de dólares de contratos de futuros que te genera una expansión monetaria que no estaba. Tenías una política monetaria con una tasa con una proyección de inflación del primer año del 20/25% y un sendero de reducción gradual que te llevaba la inflación al 5% al final del mandato. Una política de tarifas que te multiplicó el primer año por cinco la tarifa de electricidad, por tres la de gas, por dos la de transporte, mientras tu meta de inflación era 20-25%.

-¿Cuál fue el error, la meta o la tarifa?

-La inconsistencia. Había que ajustar tarifas, sin dudas, pero, ¿cómo lo hacías consistente? ¿Para qué era el ajuste de tarifas? ¿Era para corregir fiscalmente? ¿Era para devolverle la rentabilidad a los sectores energéticos? ¿Hacía falta multiplicar por 10 los precios de las empresas energéticas?

Tenías una bala de plata y la perdiste. Y tenés una política fiscal donde aumentaste el gasto de arranque, en el 2016 y tuviste al mismo tiempo una paritaria que iba al 40. Con meta e inflación de 20/25% y tarifas que se disparaban. Había un nivel de inconsistencia en el planteo donde cada uno iba para un lado distinto. Al principio saliste del default, el mercado festejó, conseguiste dólares frescos que te permitieron atrasar el tipo de cambio. El dólar saltó de 9.70 a 14, al mes valía 12, porque la salida del cepo te había generado que la tasa de interés que habías puesto a los dos meses ya valía 16 y a fin de año valía 14 de nuevo y a fin del 2017 valía 17 con una inflación que fue 40 el primer año y que fue 25 el segundo.

-Entonces, ¿qué habría sido más consistente de todo ese mix?

-Devaluar bajando retenciones cuando todavía no habían vencido los contratos de futuro fue mala praxis -para decirlo prolijamente-, la meta de inflación estaba mal puesta, no fuiste originalmente a un esquema de metas de inflación formal. Fuiste en septiembre cuando para entonces la meta fiscal ya te habían dicho que no la ibas a cumplir. Hubo un exceso de voluntarismo. Hiciste un blanqueo para que los dólares se queden afuera porque te jodían el programa monetario y además de eso para que te voten el blanqueo, pusiste una reparación histórica que convirtió al sistema previsional en solidario y en simultáneo contributivo.

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