River Campeón de la Supercopa

Tremenda noche la vivida en el Mario Alberto Kempes de esas que se recordaran por mucho tiempo, ganar una final en la última pelota, después de ir perdiendo prácticamente durante los 90 minutos no sucede todos los días y esta vez pasó, River cumplió con su objetivo de sumar una nueva estrella en la era Demichelis. 

En un comienzo muy parejo, Javier Correa, a los 3 minutos del primer tiempo, puso en ventaja al Pincha que con el correr de los minutos se fue retrasando en el campo y no pudo aguantar el resultado. Con un buen desempeño del colombiano Cetré, Estudiantes hizo un buen papel en esos primeros minutos pero luego River mejoró en el manejo de la pelota y creó situaciones de gol, pero siempre se encontró con la gran noche del arquero Mansilla.

El equipo había mejorado en el segundo tiempo, pero no encontraba el gol del empate, iba, intentaba, pero no podía. Se empezaba a mirar el reloj a cada rato. Entraba el encuentro en ese periodo de desesperación, donde la hinchada le pedia al técnico que meta a los pibes, donde el apuro se adueña de todo y la serenidad empieza a desaparecer. 

En el fútbol nunca nadie puede estar tranquilo, lo que parece difícil, en una sola jugada puede dejar de serlo. Todo puede modificarse de un segundo a otro. Y esto ocurrió en el Kempes en la maniobra número 100 de Pablo Solari por derecha, un rebote que favorece y lo que parecía terminar en nada se transforma en gol.

River empataba el partido y encontraba oxígeno en un momento delicado, donde el pesimismo empezaba a vencer al optimismo, donde se percibía cierta decepción de la gente en las tribunas.

El gol y el empate revitalizaron todo a las tribunas, al equipo y al banco de suplentes, lugar donde todavía estaba el héroe de la noche Rodrigo Aliendro, él fue el último cambio, ingresó con el 1 a 1 que prometía alargue y lo hizo en lugar de un delantero cuando River necesitaba otro gol a los 47 minutos, apareció el recién ingresado que clavó un golazo de afuera del área para coronarse campeón de la Supercopa.

Un River que otra vez es campeón, pero es campeón de un modo especial, sabiendo sufrir, sin tirar la toalla nunca, dando vuelta una final. Era lo que necesitaba ganar y ganar así. 

Sabía Martín Demichelis que estaba ante un examen peligroso y lo aprobó claramente. El gol de Rodrigo Aliendro no solo le daba su tercer título como entrenador en un año de gestión. Ese gol evitó la crítica feroz que recibiría si perdía, el caos que hubiese representado una derrota en Córdoba era de una gran magnitud, por eso este nuevo título tiene que traer paz. Deberá instalarse la tranquilidad para que el cuerpo técnico pueda trabajar y los futbolistas jugar sin presiones desmedidas. 

Tendrá, claro, mucho para corregir, cosas por revisar. Pero triunfos como el de anoche son los que marcan a los equipos, a los jugadores, a los técnicos.