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La confrontación en el kirchnerismo abre acusaciones y desconfianzas íntimas con final incierto

Como nunca antes, el peronismo referenciado en Cristina Kirchner atraviesa una discusión de poder que puede derivar en colaterales muy dañinos para la ex presidenta y su inesperado confrontador, Axel Kicillof

Actualidad27 de octubre de 2024
kichillof y cristina

La discusión de fondo está planteada y en marcha, como nunca antes sucedió. La discusión no es si el proyecto del peronismo debe ser con o sin Cristina Kirchner. Nadie cree realmente que la ex presidenta no sea un activo importante -quizás determinante- en la propuesta de un peronismo unido. Al menos en un proyecto que siga por el mismo carril de los últimos años.

Otra opción, el plan B que algunos puntean en su cabeza, tiene como posibilidad la convergencia de un sector importante del peronismo con un espacio de centro. Alquimias de un tiempo que no es electoral y con una infinidad de meses definitorios por delante. Sin embargo, la idea está, da vueltas y encaja en la proyección de algunos dirigentes.

 
De todas formas, el debate no se da sobre si CFK debe estar o no, sino el lugar que ocupa la ex presidenta en el proceso político y electoral del peronismo. Axel Kicillof y Ricardo Quintela, sumado a una gran cantidad de dirigentes, abrieron el camino para discutir la conducción de la ex presidenta. Sin gritarle, sin acusaciones con nombre y apellido, sin enojarse. Lo hicieron con más sutileza de la que el propio kirchnerismo esperaba. Empujaron una puerta hacia atrás que difícilmente vuelva a cerrarse.

En el peronismo se vive un gran desconcierto por la situación caótica que atraviesa el espacio. La conducción de CFK entró en un proceso de discusión que nadie sabe en que puede derivar. Una etapa que en la fuerza política se sabía que podía llegar más temprano que tarde, aunque para muchos dirigentes fue impensado que llegara de la mano del gobernador bonaerense. Tal vez por eso el interrogante siga teniendo un enorme tamaño y pese tanto sobre el acción de Kicillof.

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“¿Se va a animar Axel? No lo veo. Después lo llama Cristina y se ordena fácil”, advirtió un intendente del conurbano que conoce bien de adentro cómo funciona el kirchnerismo. La seguridad de su expresión se puede encontrar en varios dirigentes del mundo K que no son cristinistas. Sin embargo, la forma en la que se viene moviendo Kicillof y las decisiones que está tomando lo alejan, cada vez más, de esa teoría.

“A los pibes de La Cámpora no les importa la estrategia nacional. Están preocupados por cómo cerrar la provincia de Buenos Aires y acomodarse para ganar algún municipio. No les interesa las provincias que el año que viene eligen senador. Están enfrascados en la interna con Axel. El peronismo está trabado y bloqueado”, analizó otro intendente del conurbano, que hace tiempo ve que la coalición es un rompecabezas que se debe volver a armar, pero con otras prioridades y otros nombres propios en la primera línea.

Entre los dirigentes más críticos del kirchnerismo existe cierto consenso sobre cómo puede llegar a desencadenarse la extensa discusión de poder que naturalmente se dio en el mundo K. Advierten que el liderazgo de CFK solo caerá si alguien le gana una elección. Sea como candidata a presidenta del PJ o respaldando una lista que vaya en paralelo a la que cierre un sector del peronismo bonaerense referenciado en Kicillof. Si es que, tal como anticipan algunos en el grupo político del Gobernador, el año que viene hay dos listas del peronismo.

En lo que respecta a la disputada partidaria, la discusión que está llevando adelante Quintela, para él tiene un triunfo en el camino transitado, más que en el resultado final. Sabe que la posibilidades de perder la elección son muy altas, pero haber forzado a CFK a competir por la presidencia del partido, dejó expuestas las limitaciones del liderazgo de la ex presidenta, que sigue vigente pero sobre un grupo más reducido de dirigentes.

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La cuenta es relativamente sencilla. Los nombres propios que acompañaron a Kicillof en el acto de Berisso dicen sin dudarlo que la jefatura política del espacio es de Cristina Kirchner. Sin embargo sus acciones chocan, rápidamente, con sus palabras. En este tiempo de reproches y acusaciones, donde la ex presidenta trató de traidor al Gobernador, acompañar los actos de Kicillof y respaldar sus comunicados son un clara muestra de que no están alineados a la conducción de la líder peronista.

Tal como adelantó Infobae, el próximo 20 de noviembre Kicillof encabezará un nuevo acto. Esta vez será en San Pedro. Si bien en su entorno adelantaron que no tendrá el volumen del de Berisso, volverán a mostrar la cara de los dirigentes que acompañan el proceso de autonomía del economista. Más allá de esa intención, nada ni nadie - ya quedó demostrado - cambiará el relato político que el Gobernador construyó con solidez y pragmatismo. Pedirá unidad hasta el cansancio, sin que las acusaciones lo sacan de su eje.

La decisión de Kicillof de mantenerse firme frente a las presiones del kirchnerismo duro para que respalde la candidatura de CFK al PJ sorprendió a varios. Sobre todo a un sector que nunca lo creyó capaz de hacerlo, pero que quieren una renovación en la conducción política del espacio. Nadie se anima hasta que alguien se anima. El costo de hacerlo es alto si lo que sigue es una derrota. Pero si es un triunfo, será el comienzo de un ciclo nuevo.

Ayer, durante una entrevista que brindó en Radio 10, Máximo Kirchner volcó todo su malestar contra Kicillof. Dijo que su madre “tenía una debilidad enorme” por el gobernador bonaerense y aseguró: “No se hacen esas cosas, no está bien. No está bien porque tenés que tener motivos políticos para decir ‘yo apoyo esto’, y tienen que ser realidades”. Fue en referencia a lo que consideró que es un apoyo implícito a Ricardo Quintela en la interna del PJ. Habló en pasado, para no dejar dudas sobre el presente.

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El líder de La Cámpora no hizo más que explicitar la frialdad con la que se saludaron la ex presidenta y Kicillof el último miércoles en el Teatro Argentino. Una muestra de lo dañada que está la relación y lo dividido que está el mundo K, al que los dos pertenecen, más allá de la jerarquía que cada uno tenga.

El mandatario provincial sabía que podía encontrarse con el cántico que se encontró: “Cristina presidenta”. No lo sorprendió. Pero se mantuvo indemne. Mostró, en su silencio y en su participación, que no estaba dispuesto a dejar la silla vacía. “Pasaron un límite. Usaron el acto de las Abuelas para una disputa interna. Ya no les importa nada”, señaló un dirigente del entorno de Kicillof, que entiende que fue inoportuno el cántico de los militantes K, tal como lo planteó Estela de Carlotto el día después.

Si bien Kicillof dijo que Quintela no es su candidato y no se va a meter en la interna del PJ Nacional, en La Cámpora hacen una cuenta lineal que les da como resultado el respaldo implícito del bonaerense al riojano. La lista del “Gitano” recibió el aval de varios funcionarios del municipio de Avellaneda, que conduce Jorge Ferraresi, uno de los principales sostenes del esquema del Gobernador. No le perdonan a Kicillof su silencio.

Además de que hubo dirigentes de ese armado que trabajaron para que el riojano pueda conseguir los avales y el respaldo de los PJ provinciales en tiempo y forma. Por eso en el kirchnerismo nadie duda que el mandatario bonaerense apoya a Quintela sin decirlo. Un modus operandi similar al que le adjudican en La Cámpora respecto a la interna bonaerense. En ese caso creen que el Gobernador respalda los cuestionamientos de Ferraresi, Secco y Larroque a la conducción de CFK y la injerencia del camporismo en la toma de decisiones. Hace sin decir. De eso lo acusan.

      Axel Kicillof y Cristina Kirchner durante el acto en el Teatro Argentino (Aglaplata)
El último viernes, antes de que CFK tratara a Kicillof de traidor, desde la gobernación habían dejado trascender que si había una interna entre la ex presidenta y Quintela, se iba a inclinar a favor de ella. Si bien no lo hizo explícitamente, cerca del Gobernador aseguran que en la carta del sábado dejó en claro su postura. ¿Qué dijo? Que Quintela no era su candidato. Entonces, la interpretación a la que apelan es que el apoyo fue dado a la ex presidenta, pero sin escribir su nombre y apellido.

En La Plata están convencidos que el único objetivo real que tienen Máximo Kirchner y La Cámpora es evitar que Kicillof crezca, que construya un liderazgo y que sume consenso interno dentro del peronismo. “Quieren que, si llega al 2027, llegue lo más débil posible. En el jardín de Cristina pretenden que la planta más linda sea la de Máximo. Y todos los que estuvieron en Berisso quieren que sea Axel”, reflexionó un dirigente bonaerense de estrecha relación con el Gobernador.

Hay una definición contundente, de un funcionario con acceso directo al despacho de Kicillof, que retrata con claridad lo que piensan en la gobernación sobre el accionar de La Cámpora: “Lo único que les importa es obturar el crecimiento de Axel. Por eso hicieron estallar esta interna”.


En el círculo de más confianza del mandatario sostienen que, finalmente, cayeron en una de las trampas que La Cámpora les tendió durante los últimos cinco años. “Querían que nos enfrentemos con CFK. Y ahora la quieren convencer de que Axel es un traidor. Pero Axel, a la corta o a la larga, siempre le demostró que el camporismo se equivocó con él”, explicaron. El tiempo al que hacen referencia no es casualidad. Aseguran que el camporismo desgastó a Kicillof desde que arrancó su primer mandato de gobernador. El pasado que no perdonan.

La discusión de poder entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof será fundacional de una nueva etapa del peronismo. Sea cual sea el resultado. Porque si es Cristina la vencedora, su liderazgo se revalidará con mayor fortaleza. Pero si es Kicillof el que logra imponerse, se transformará en un cambio de era dentro de la fuerza política, debido al peso específico, la trascendencia, el tiempo y la potencia del liderazgo que tiene la CFK.

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