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El Gobierno, entre el desánimo de Alberto Fernández y el desesperado llamado a un acuerdo nacional

Reuniones contrareloj en el Gobierno para destrabar un paquete de medidas para contener al dólar. La encerrona del Presidente, y su nuevo encuentro secreto con Cristina Kirchner y Sergio Massa.

Nacionales 24 de julio de 2022
ALBERTO Y CRISTINA

Al borde del llanto en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, ante la mirada atenta de 16 gobernadores del oficialismo y de la oposición, Alberto Fernández cerró una de las peores semanas desde que asumió. "Estamos pasando momentos muy difíciles", dijo en medio de rumores de todo tipo, mientras se demoran medidas urgentes para intentar frenar la nueva corrida cambiaria. El desafió es "no claudicar" ante quienes intentan "torcerle el brazo", planteó.
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Mientras desde la Casa Rosada desmentían el viernes un inminente anuncio de aumento del dólar para los exportadores agropecuarios, esta vez el presidente, en línea con Cristina Kirchner, identificó a los "del campo que retienen U$$ 20.000 millones de exportaciones, esperando especular o tener mejores ganancias" con quienes quieren desestabilizar al gobierno.
"Estamos avanzando en ese terreno de obra publica y no vamos a claudicar", dijo Alberto Fernández el viernes, antes de enterarse que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden -infectado por Covid-19- postergó la promocionada reunión bilateral que el presidente argentino esperaba con ansiedad para transformarlo en el apoyo que le falta para intentar salir de la crisis con ayuda de financiamiento internacional.

Ahora será la ministra de Economía, Silvina Batakis, quien viajará a Estados Unidos en esta semana para intentar una nueva renegociación de la deuda con el FMI.

¿Fin de semana de medidas?
El Gobierno espera un fin de semana movido, cargado de especulaciones de medidas económicas ante la reapertura de los mercados el lunes.

Un clima denso se respiraba en los pasillos de la Casa Rosada con un silencio del kirchnerismo que generaba más incertidumbre. El jueves, en medio de la noticia de la posible suspensión de la Bilateral con Biden, el presidente mantenía reuniones privadas y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz se reunía por más de una hora con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley.

No se sabe si hablaron de la postergada cumbre bilateral o sobre cómo continuará el gobierno argentino ante la espiralización de la crisis económica y social.

La esperanza se convirtió en desesperanza en algunos funcionarios de la Casa Rosada que con ironías y desazón hasta vincularon la postergación de la reunión bilateral con Biden a la mala suerte que envuelve al presidente Alberto Fernández.

El mismo presidente suele repetir que le tocaron todos los males: la "herencia de Macri", la pandemia y la guerra en Ucrania. Fernández hasta deslizó en broma en un discurso esta semana en un acto de entrega de 60.000 viviendas en Avellaneda, junto al ministro Jorge Ferraresi, que "prefirió no incluir otras 6 obras en este anuncio, para evitar mencionar el número maléfico "66" mil.

Los desesperados llamados del Gobierno a un acuerdo político y el rechazo de la oposición
 


Ante lo que algunos se atreven a calificar como una "delarruización del presidente", casi todo el gobierno se mostró en esta semana activo en busca de apoyos políticos a la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, para desactivar la bomba que dejó encendida Martín Guzmán al renunciar, según acusan en el entorno del presidente.

El jefe de Gabinete, Juan Manzur destinó tiempo casi completo a buscar apoyos políticos de gobernadores e intendentes para la ministra Batakis.

El ministro del Interior, Wado De Pedro, -el hombre de Cristina en la Casa Rosada- insistía ante sus más cercanos colaboradores en la necesidad de que "los de arriba" (Cristina y Alberto) y de la oposición (Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta) bajen los decibeles de la grieta y se sienten en una mesa a dialogar y firmar un gran acuerdo político al estilo del Pacto de la Moncloa para intentar calmar la crisis y llegar a acuerdos básicos para un modelo productivo de país.

El Gobierno siguió negando toda la semana la posibilidad de acceder a liberar el cepo cambiario lo que significaría una megadevaluación y lo ratificó el propio Alberto Fernández al señalar el viernes ante 16 gobernadores: "En cada cana que tengo, hay un problema. Recuerden que a ninguno de los problemas que tuve escapé. Superé los problemas que me dejaron del FMI, en medio de una pandemia que nadie sabía como superar, le pusimos el pecho y la superamos, volvimos a crecer, creamos 1,2 millones de puestos de trabajo, bajamos a 7 % el desempleo y la obra pública no se paró. Toda la economía está creciendo, díganme si estoy mintiendo", dijo Alberto Fernández en medio de otro viernes convulsionado en los mercados.

Y declaró la guerra al campo: "Argentina creció al 4% interanual en el mes de mayo y sigue creciendo en un contexto que nos pone nuevos desafíos como enfrentar la inflación y enfrentar a los que especulan con el dólar. Vamos a enfrentar a los que guardan 20.000 millones de dólares en el campo esperando una mejor rentabilidad, cuando el país los necesita".

"A cada uno de esos desafíos, sepan todos que voy a poner el pecho, los voy a superar con cada uno de ustedes", intimó a los gobernadores que lo escuchaban.

 
Alberto Fernández reiteró sus críticas a la oposición. 

La ministra Batakis, admitió ante gobernadores e intendentes del PJ que hay que "pasar el invierno" y que la falta de dólares continuará al menos por dos meses, hasta septiembre, cuando afloje la demanda de energía por el frío y el gobierno ya no tenga que gastar dólares para importar gas y combustibles.

El crudo relato de Batakis admitiendo que el gobierno ya no cuenta con reservas suficientes ni para mantener permitir la importación de insumos terminó profundizando la incertidumbre y un freno casi total de la producción industrial y llevaron a una anarquía de precios y freno casi total de la economía.

El gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, insistía ante Batakis en la necesidad de enviar un fuerte mensaje al campo para destrabar el ingreso de dólares por exportaciones, pero el presidente pareció en las últimas horas, virar hacia el rumbo contrario: "No analiza Economía ni el Banco Central ninguna medida de ese tipo", dijeron el viernes a A24.com fuentes del BCRA.

A ese clima de desconcierto se sumaron declaraciones antidemocráticas de dirigentes de movimientos sociales kirchneristas como Juan Grabois recibió el repudio generalizado tras advertir que si el presidente no toma medidas de aumento salarial y de planes sociales, "los pobres no aguantan más y va a haber sangre y saqueos".

Del otro extremo del peronismo de centro derecha se sumaron voces como la del ex gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, que ahora pide elecciones anticipadas.

Y se sumó el excarapintada Aldo Rico, con un video en Youtube llamando a un levantamiento militar que recordaron los que protagonizó en semana santa de 1987 contra el gobierno de Raúl Alfonsín.

Mientras el dólar blue volaba sin techo por los aires, esta semana se vivió un clima de mayor debilitamiento de la figura presidencial en la Casa Rosada, con nuevos bloopers discursivos de Alberto: cuando esta semana habló de depresión, e intentó relativizar la alta inflación argentina mencionando datos inverificables, cuando dijo que en Europa la inflación es del 500 % y en Estados Unidos de 800%.

 


Al suspender el viaje a Estados Unidos, Alberto Fernández confirmó que participará este martes 26 de julio de otro acto convocado por la CGT en apoyo del Gobierno, con la excusa de conmemorar el fallecimiento de Evita.

Y el 17 de agosto, la central sindical marchará al Congreso para apoyar eventuales medidas del gobierno en respuesta al reclamo de las bases para mejorar el poder adquisitivo de los salarios frente a la descontrolada inflación. Pero aclaró que no es en contra de los empresarios.

En medio de las medidas a cuentagotas de Batakis, A24.com supo que Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa "se vieron el miércoles" en otro encuentro hermético, que eligieron mantener en estricto secreto para definir cómo seguirá el gobierno. "Esto no es día a día, sino, minuto a minuto", graficó una fuente calificada de la Casa Rosada.

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