Argentina, cuantas veces entró en default

En 1982, durante la dictadura militar, Argentina no pudo pagar su deuda externa con los bancos privados internacionales, que ascendía a unos USD 45.000 millones. El default se extendió hasta 1992, cuando el gobierno de Carlos Menem logró renegociar la deuda con el Plan Brady.

En 2001, tras una década de convertibilidad y recesión, Argentina declaró el default de su deuda pública con los acreedores privados, que sumaba unos USD 82.000 millones. El anuncio lo hizo el presidente interino Adolfo Rodríguez Saá el 23 de diciembre de ese año2. El default se prolongó hasta 2005, cuando el gobierno de Néstor Kirchner realizó una reestructuración de la deuda con una quita del 65%. Un segundo canje se hizo en 2010, durante el gobierno de Cristina Kirchner, para incluir a los bonistas que no habían aceptado el primero.

En 2014, Argentina entró en un default técnico o selectivo, luego de que un juez de Nueva York bloqueara el pago de los bonos reestructurados en 2005 y 2010, a raíz del reclamo de los fondos buitre que habían quedado fuera del canje. El gobierno de Cristina Kirchner se negó a acatar el fallo judicial que le ordenaba pagarles a esos acreedores el 100% del valor nominal de los bonos más intereses. El conflicto se resolvió en 2016, cuando el gobierno de Mauricio Macri acordó pagarles a los fondos buitre unos USD 9.300 millones.

En 2020, Argentina volvió a entrar en default parcial, al no pagar los intereses de tres bonos globales por USD 503 millones que vencían el 22 de abril. El gobierno de Alberto Fernández inició una negociación con los acreedores privados para reestructurar unos USD 66.000 millones de deuda bajo legislación extranjera. Tras varias prórrogas y mejoras en la oferta, el gobierno logró cerrar un acuerdo con la mayoría de los bonistas el 31 de agosto, que implicó una quita del 54% en el valor presente neto de la deuda y un alivio financiero de unos USD 37.000 millones en los próximos diez años.

¿COMO AFECTA EL DEFAUL A LA ECONOMIA ARGENTINA Y A LOS CIUDADANOS?

El default es una situación en la que un país no puede pagar su deuda externa con los acreedores privados, lo que tiene consecuencias negativas para la economía y los ciudadanos. Algunas de estas consecuencias son:

Más presión sobre el dólar y caída del salario: Si Argentina entra en default, se dificulta el acceso a los dólares de los mercados internacionales, lo que genera una mayor demanda de la divisa y una depreciación del peso. Esto implica una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que se ven afectados por la inflación y la devaluación.

Menor crecimiento y mayor pobreza: El default genera incertidumbre y desconfianza en los agentes económicos, que reducen su consumo, inversión y producción. Esto provoca una caída de la actividad económica, el empleo y los ingresos. Como resultado, aumenta la pobreza y la desigualdad social.

Mayor presión fiscal y menor gasto público: El default implica que el gobierno no puede financiarse con deuda externa, por lo que debe recurrir a otras fuentes de ingresos, como aumentar los impuestos o emitir más pesos. Esto afecta negativamente a la actividad privada y al equilibrio monetario. Además, el gobierno debe recortar el gasto público, lo que implica una menor provisión de bienes y servicios públicos, como salud, educación, infraestructura y seguridad.

Menor acceso al crédito y mayor riesgo país: El default deteriora la reputación crediticia del país, lo que hace que sea más difícil y costoso acceder al financiamiento externo. Esto afecta tanto al sector público como al privado, que ven limitadas sus posibilidades de inversión y desarrollo. Además, el default aumenta el riesgo país, que es un indicador que mide la probabilidad de que un país no cumpla con sus obligaciones financieras. Un mayor riesgo país implica una menor confianza de los inversores extranjeros y una menor entrada de capitales.

Mayor aislamiento internacional y conflictos legales: El default implica romper los contratos con los acreedores externos, lo que genera un conflicto legal que puede durar años. Esto puede traer consecuencias negativas para el país en términos de relaciones internacionales, comercio exterior, arbitrajes y embargos. Además, el default puede generar tensiones sociales y políticas internas, que pueden afectar la estabilidad institucional y democrática

En conclusión, el default es una situación muy perjudicial para la economía argentina y los ciudadanos, que debería evitarse mediante una renegociación exitosa de la deuda con los acreedores privados.